Cómo no asombrarnos de las palabras de Jesús, cómo no admirar al Rey de Reyes y Señor de Señores, cómo no querer seguir escuchando sus palabras y enseñanzas que después de siglos sigue hablando y transformado vidas, familias, sociedades y naciones. Jesús es la máxima autoridad que como Dios y Hombre pisó la tierra. Jesús es la autoridad que enamora, cautiva, inspira, desafía, corrige, alienta y proyecta un antes y después en la vida de todo hombre. Jesús tiene todo el poder sobre el mundo y universo. Amo del tiempo y cuando existe. Es el máximo ejemplo, pues no solo hablo, fundamentalmente actuó y vivió dando el mayor de todos los ejemplos de vida. Nadie se le compara, nadie tiene autoridad sobre él. Solo Dios Padre es su cabeza. Él es la cabeza de la iglesia y como hombres nos conviene alinearnos a su Palabra y voluntad, pues Jesús es el camino, la verdad y la vida. ¡Cuán grande es tu poder amado mío! Y en la palma de tu mano estoy seguro. ¡Cuán grande es tu palabra Dios bendito! Me deleito cada día al escucharte. ¡Cuán grande es tu presencia Oh Poderoso! De rodillas y a tus pies soy victorioso. NFA
Cómo no asombrarnos de las palabras de Jesús, cómo no admirar al Rey de Reyes y Señor de Señores, cómo no querer seguir escuchando sus palabras y enseñanzas que después de siglos sigue hablando y transformado vidas, familias, sociedades y naciones.
ResponderEliminarJesús es la máxima autoridad que como Dios y Hombre pisó la tierra. Jesús es la autoridad que enamora, cautiva, inspira, desafía, corrige, alienta y proyecta un antes y después en la vida de todo hombre.
Jesús tiene todo el poder sobre el mundo y universo. Amo del tiempo y cuando existe. Es el máximo ejemplo, pues no solo hablo, fundamentalmente actuó y vivió dando el mayor de todos los ejemplos de vida. Nadie se le compara, nadie tiene autoridad sobre él. Solo Dios Padre es su cabeza. Él es la cabeza de la iglesia y como hombres nos conviene alinearnos a su Palabra y voluntad, pues Jesús es el camino, la verdad y la vida.
¡Cuán grande es tu poder amado mío! Y en la palma de tu mano estoy seguro.
¡Cuán grande es tu palabra Dios bendito! Me deleito cada día al escucharte.
¡Cuán grande es tu presencia Oh Poderoso! De rodillas y a tus pies soy victorioso.
NFA