Una de las cosas más importantes en esta vida es encontrar el propósito de vivir: la razón por la cual estamos en esta tierra, el por qué de los dones y talentos que Dios nos ha dado, el por qué nos ha hecho nacer en este tiempo y en el lugar donde nos desenvolvemos, la familia que nos ha entregado y las circunstancias que nos ha permitido experimentar. Todos somos llamados a ser salvos, aceptando a Jesús como nuestro Señor y salvador personal; a ser santos, viviendo en obediencia, pureza, integridad y separados para Dios; y ser siervos, haciendo lo que Dios requiere de nosotros con los dones y talentos entregados. Si vives para ti, tus deseos, el mundo o simplemente sin considerar a Dios en tu vida, arrepiéntete, declina tu voluntad propia y reencamina tus decisiones al corazón de Cristo. No desees las cosas de este mundo, pues son pasajeras, no permanecerán más que un tiempo, no codicies las riquezas por placer, ni tus deseos carnales que conducen a la muerte. Enamórate de Dios, conócelo, búscalo, disfrútalo, sírvelo y ámalo con todo tu corazón, alma, mente, fuerzas y existencia. Haz su voluntad, predica, habla de él: Él es la vida y la respuesta para todo. Por gracia has recibido, da por gracia. Toda una eternidad estaremos adorando al Señor y sirviéndole, empecemos ahora. Somos reyes y sacerdotes llamados a traer el cielo a la tierra. Hagamos nuestro mejor trabajo, no desmayemos, seamos diligentes, esforzados y valientes. Representemos a Dios en la tierra y un día él frente a frente nos dirá: Bien hecho, siervo fiel, sobre poco fuiste fiel, en lo mucho te pondré. Esta vida es una semilla de las cosechas abundantes que tendremos en el cielo; pero mientras tanto seamos las fuentes y canales que Dios usa para alcanzar a su pueblo y cumplir su voluntad. NFA
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Si vives para ti, tus deseos, el mundo o simplemente sin considerar a Dios en tu vida, arrepiéntete, declina tu voluntad propia y reencamina tus decisiones al corazón de Cristo.
No desees las cosas de este mundo, pues son pasajeras, no permanecerán más que un tiempo, no codicies las riquezas por placer, ni tus deseos carnales que conducen a la muerte.
Enamórate de Dios, conócelo, búscalo, disfrútalo, sírvelo y ámalo con todo tu corazón, alma, mente, fuerzas y existencia. Haz su voluntad, predica, habla de él: Él es la vida y la respuesta para todo. Por gracia has recibido, da por gracia.
Toda una eternidad estaremos adorando al Señor y sirviéndole, empecemos ahora. Somos reyes y sacerdotes llamados a traer el cielo a la tierra. Hagamos nuestro mejor trabajo, no desmayemos, seamos diligentes, esforzados y valientes. Representemos a Dios en la tierra y un día él frente a frente nos dirá: Bien hecho, siervo fiel, sobre poco fuiste fiel, en lo mucho te pondré.
Esta vida es una semilla de las cosechas abundantes que tendremos en el cielo; pero mientras tanto seamos las fuentes y canales que Dios usa para alcanzar a su pueblo y cumplir su voluntad.
NFA